La lingüística forense, de manera sencilla, se puede definir como una interface entre el derecho y la lingüística.
En el mundo contemporáneo, resulta relativamente sencillo “pasar” a texto un archivo de audio o de video.
El éxito del abogado depende, en gran medida, de la calidad de sus textos; estos requieren ser claros, contundentes, suficientemente persuasivos y deben ostentar una forma impecable.
Como el caso de la transcripción, aparentemente, la tecnología o un hablante bilingüe tendría la capacidad de traducir un texto e, incluso, uno de tan alta complejidad como los jurídicos.
Con la oralización del sistema judicial colombiano, cada vez, resulta más relevante tener la capacidad de presentar argumentaciones orales de alta calidad.